lunes, 15 de noviembre de 2010

Vias cruzadas

   Serenidad incomprensible me acompañaba dentro del vagón que me conduciría al pueblo donde mi último familiar había desaparecido.  Mi rostro se reflejaba en el húmedo cristal  y se mezclaba con el reflejo del reloj redondo que  marcaba las nueve envolviendo a los transeúntes en una neblina llena de despedidas mientras el jefe de estación alzaba su mano dando vía libre al trayecto....

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