La peluquería con dos clientes parecía tranquila, pero el regordete Serapio comienza a acalorarse al esperar a su nuevo empleado tardón, y ver la bata colgada. Las tijeras bailan y suenan alegres por la cabeza del cliente que estaba protegido por un impecable delantal rodeado de champús, gominas, polvos de talco y un sin fin de exquisitos aromas....
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