Tras la ventana de un polígono
industrial, Sara ve cómo descargan desde un tráiler un piano de cola sin
saberlo ella. Dentro del almacén, la mujer acomoda sus enormes pechos y levanta
con intriga la ceja, sus mofletes se acentúan, retoca sus rulos y con brío
vuelve a su trabajo de empaquetar. Al salir, su gran trasero cruza la puerta,
comienza a anochecer y coge su bolso de cuero donde guarda por si acaso una
pistola de plástico negro.
Por la mañana, en el almacén, encuentra ...