viernes, 12 de noviembre de 2010

Cuestión de creencias

No podía  sospechar la comunidad de vecinos, que iba a estar amenazada por un movimiento sísmico que se acercaba. La construcción, era casta y añeja, se hallaba a las afueras de la ciudad y se sostenía por vigas y escaleras de roble irregulares, sin añorar ningún ascensor. Enseñaba geranios sobre las pequeñas ventanas de madera, donde descansaba un gato blanco y cantaba en su jaula el alegre canario. Y se dejaba ver, alguna que otra prenda de sus dispares vecinos con toda naturalidad. El color anaranjado del sol anunciaba que atardecía....

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