Su mano se fue hacia una sien canosa y
las páginas del periódico daban la noticia sobre un hombre encontrado sin vida
en un vertedero.
Un año antes, Teresa baja con su collar
del portal del nº7 de la Calle Camino a depositar su bolsa de basura, como si
fuese a alternar. Allí encuentra a un hombre extranjero con ojos vidriados que
delatan carencias. Su mirada la desarma, su vocación por los necesitados le
hace dejarse llevar por unas palabras llenas de emoción y sin pensarlo dos
veces, lo mete en casa...
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