La peluquería snob Fashion estaba reclutada por una panda de peluqueros soberbios y ruidosos que nos dieron una carta muda de despido.
Ahora junto a mi novia Betty teníamos que buscar un nuevo empleo como maquilladores modernos.
Día tras día, sin éxito examinábamos los anuncios laborales. Llena de colorete y rencor Betty pasaba su uña ultramar entre las letras escupiendo: ¡Nunca lo conseguiremos!, serian unos mamarrachos pero por lo menos ¡comíamos! Cayeron sus pesadas pestañas negras y catapultó el periódico con su codo....
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